enero 1, 2012

Fin

El Cairo debe estar en plena medianoche a esta hora. La Tierra sigue girando sobre su eje y alrededor del Sol y en el brazo espiral de la galaxia y, y, y…

Esta semana el Ejército egipcio allanó 17 locales partidarios y oficinas de organizaciones de ddhh, sociales, etc, buscando «conspiraciones dirigidas por EEUU». Si alguien chequeara el presupuesto y los 1.3 billones de dólares que le destina el estado yanqui al CSFA, los allanamientos deberían haber empezado por el edificio enfrente de Tahrir. Ese que los trabajadores y el pueblo pobre egipcio se merecen tomar y dirigir algún día.

La Revolución parece escabullirse de la Historia de los hombres. Nos esquiva. Los días pasan y su no estar trae más muertos. Qué culpa inmensa esta, la de hablar de ellos tan livianamente.

Hoy es «fin de año» y en unas horas «año nuevo». Hubo, hay, fuegos artificiales afuera, en todo el país, en todos los países del mundo. Las palabras «paz», «amor», «salud» y «felicidad» salen del planeta, rebotan en los satélites, vuelven a entrar en nuestra atmósfera, corren por cables telefónicos, se cuelan en las ondas de radio, de televisión, alteran el espacio y el tiempo y muchas líneas de comunicación colapsan.

Yo no puedo evitar no sentirme conmovida por este día. No entiendo este suceso que vive tan fuertemente todo el mundo. Las únicas palabras que se repiten en mi cabeza, que atraviesan todas las vibraciones de lo que soy (qué soy?) son también, inentendibles para el resto de la humanidad. Esas palabras se clavan en mis manos, las agrietan, humedecen mis ojos, levantan la temperatura de mis labios. Duelen.

Mañana, 2012, El Cairo amanecerá, como amaneció siempre. Esto que se da en llamar «Yo», amanecerá también, como viene amaneciendo siempre. Tahrir, lo que le dio vida a este espacio en internet, será hoy lo que le dé su fin. Es mi manera de mantener un hilo de relación con lo que todos entienden y yo no. Obligarme a sentir que este día realmente cambia algo, hará que sienta que pertenezco a este mundo. Voy a abrir otro blog, más serio, más acorde a lo que se necesitará mañana. El 2012 será un año durísimo para todos. Ella, la Revolución no llega todavía. Creí que iba a haber un salto, algo, un cambio radical, empezando allá, en el norte de África, donde empezó la historia de la humanidad. Pero los tiempos son raros. No puede saberse realmente cuándo pasará algo, el margen de error pareciera ser una propiedad intrínseca asociada a todos los fenómenos, en todos los niveles de organización de lo real.

Las plazas del mundo se alteraron este 2011. Construyeron aceleraciones, se movieron de un lugar del mundo al otro. Pero no bastó.

La necesidad del Partido se ve tan nítida.

La de vengar a nuestros muertos, también.

Las palabras no cambian lo irremediable. Siempre, siempre, llegan tarde. Y entonces resultan vanas, casi como hasta absurdas. Pero decirlas, ayuda (creo) a que no estén metidas tan hondo en mi pecho y en mi lengua, soltarlas, escribirlas, compartirlas, aminora su peso, trae una cierta levedad que calma.

Debí haber estado ahí.

Necesito saber que estas palabras, al menos en algún lugar afuera de mí, pueden existir. Aunque hoy lo único que importe sea el fin de año, el año nuevo de unos instantes nomás y el chin-chin.

diciembre 22, 2011

19. 20. 21.

El pueblo pobre y trabajador Egipcio está viviendo momentos claves en el desarrollo del proceso revolucionario que tiene sus primeras bases materiales hace ya unos 5 años desde esas primeras huelgas en Mahalla y Suez, que dieron aliento a una reorganización de la clase obrera que en el 2008 paralizó la producción en todo el país reclamando mínimos salariales, estabilidad laboral y el derecho a la organización sindical. La caída del Gobierno de Mubarak fue un salto en calidad dentro de este proceso de reorganización obrera que hoy está mostrando un punto nodal en el desarrollo de las contradicciones que genera la forma de producción capitalista: los estados burgueses ya no sólo no pueden garantizar las condiciones de vida que el pueblo pobre y obrero conquistó a lo largo de la historia, sino que incluso avanzan sobre esas condiciones materiales descargando todo el peso de la crisis de su sistema económico, político y social, el capitalismo, sobre las espaldas de los pobres y los trabajadores del mundo. Así, vemos las primeras respuestas que dan los trabajadores del sector público en Europa con las marchas de millones que toman las calles en Atenas y en Londres contra los recortes presupuestarios y la imposición de aumentos en las edades jubilatorias, junto al surgimiento de fenómenos como el movimiento Occupy que ya existe en más de 200 ciudades en todo el mundo, con varios Indignados que se reúnen en las plazas principales de sus países, siguiendo el ejemplo de Tahrir, para enfrentar el avance de sus Estados, tomando esquinas céntricas, plazas, y recientemente también, bancos, edificios de las empresas fundidas, luchando en contra de las ejecuciones hipotecarias mediante la toma coordinada de viviendas como lo hizo a principios de diciembre el Occupy Wall Street, bloqueando puertos enteros junto a la clase obrera portuaria como lo hicieron en octubre los Occupy Oakland en esa ciudad de EEUU, e incluso, coordinando la organización espacial de la huelga general de los trabajadores del sector público en el Reino Unido, como lo hizo el Occupy UK el pasado 30 de noviembre.

Las demostraciones de fuerza que nuestra clase está dando en Egipto con la creación de los más de 200 nuevos sindicatos independientes del gobierno, de la patronal y de la burocracia sindical, con la organización del movimiento obrero egipcio en Comités de Coordinación de las Huelgas que posibilitaron la concreción de los paros en las textiles, las marchas docentes, la paralización del transporte público tanto en el 2008 contra Mubarak como ahora, durante todo el 2011, contra el CSFA, merecen ser seguidos con pasión revolucionaria.
Esa reorganización de la clase obrera egipcia posibilitó la organización de los jóvenes de 15, 20 años, los «soldados de Tahrir» que surgieron en El Cairo centralizando y dirigiendo la resistencia contra el Ejército, y fue esa muestra de valentía revolucionaria la que permitió el traspaso de un sector de oficiales medios del Ejército al bando revolucionario.
La lucha que está llevando adelante el pueblo egipcio, que viene perdiendo cientos de heroicos luchadores en los combates desiguales contra el Ejército en las plazas de El Cairo, Alejandría, Suez, etc, causa profunda admiración y respeto. El número creciente de muertos y heridos en esos combates se suma al número de presos políticos que el Consejo Militar mantiene en las cárceles de El Cairo y muestra con claridad la necesidad urgente de acciones revolucionarias radicales: la clase obrera egipcia tiene en sus manos la posibilidad de mostrarle al mundo que los trabajadores pueden acabar con la barbarie capitalista, conquistar su propio gobierno, su propio Estado.
En nuestro país ayer conmemorábamos las jornadas revolucionarias del 2001, cuando cientos de miles de personas salieron en todo el territorio a exigir Que se vayan todos los que dirigían el Gobierno local. Esas jornadas lograron la salida del Presidente en ese momento, y, tras años de neoliberalismo atroz, recordaron que luchando se pueden conseguir victorias parciales. Pero también recordó que sin la paralización planificada de la producción, sin una clase obrera que actúe con sus métodos, no se pueden sostener ni profundizar las jornadas revolucionarias transformándolas en procesos revolucionarios, sino que, al contrario, la patronal se reorganiza, desvía el único camino racional planteado y renueva a sus verdugos para mantener el poder de su clase. Sin embargo, sí hubo ejemplos que hoy nos dan una base sólida para enfrentar los ataques del nuevo gobierno que se mantiene desde hace 10 años: la toma de la fábrica de cerámicos ZANON por sus trabajadores, mostró que la clase obrera puede manejar la producción sin necesidad de patrones. FaSINPat, el nuevo nombre de la fábrica, elegido por sus trabajadores, es una muestra de lo que puede la clase obrera si se propone luchar desplegando todas las armas de su clase para conseguir victorias estratégicas. Ser parte de esa experiencia revolucionaria nos dio herramientas claves para acompañar codo a codo la resistencia obrera que se fue dando de manera molecular pero sintomática en todo el país 7 años después, cuando los trabajadores empezaron a salir nuevamente a organizarse en comisiones internas independientes, desarrollando un sindicalismo de base que posibilitó luchas testigo importantísimas como la que llevaron adelante los trabajadores de la fábrica Kraft Foods durante el 2008 contra la patronal del multimillonario Warren Buffet.
Hoy tenemos lecciones aprendidas de ese 2001: la centralidad obrera para organizar la paralización de la producción, la toma de fábricas, como lo hicimos en ZANON, la coordinación con todos los demás sectores oprimidos, es la clave para vencer. Esa centralidad no fue conseguida en nuestro país hace 10 años, pero tiene expresiones embrionarias y fundamentales en el actual proceso revolucionario abierto en Egipto. Su desarrollo dependerá exclusivamente del desarrollo de la coordinación las huelgas, de si la clase obrera logra la hegemonía de su clase en la dirección del proceso revolucionario mediante la preparación de la huelga general y el aporte de sus mejores elementos para la defensa armada en las calles, en las fábricas y en las plazas. La construcción de esa hegemonía es posible sólo mediante la creación de un Partido de trabajadores revolucionario que se proponga disputar el poder del Estado a los patrones y sus fuerzas represivas, y sea entonces uno de los primeros pasos en la organización de la clase obrera a nivel mundial, cuando el mundo entero vibre nuevamente al grito de REVOLUCIÓN!
Hoy, 21 de diciembre, las mujeres egipcias salen otra vez a las calles, tomando la delantera en la lucha contra la opresión y la explotación, como lo hicieron en la primera huelga textil, en el 2006, cuando al compás del «Acá están las mujeres, los hombres dónde están», entraron a las salas de máquinas de la fábrica  Misr Spinning and Weaving Company y lograron que los trabajadores apagaran las máquinas y se les unieran en la huelga.
Las nuevas organizaciones que se vienen dando los trabajadores en Egipto; la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes (EFITU por sus siglas en inglés) y el Partido Obrero Democrático que cuenta en sus filas con el reconocido bloguero egipcio trotskista Hossam el-Hamalawy y al dirigente obrero trotskista Kamal Al-Fayoumi, no pueden retrasar más un pronunciamiento por la necesidad de la huelga general, por la defensa armada del pueblo, diciendo claramente que las respuestas a las demandas democráticas planteadas hoy por las mujeres, los jóvenes estudiantes, los trabajadores egipcios, sólo pueden ser garantizadas mediante una Revolución obrera y socialista.
Ese es el horizonte de todo revolucionario, ahí nos reunirá la Historia.
Nuestros muertos serán vengados.
VIVA LA REVOLUCIÓN OBRERA Y SOCIALISTA!
POR LA RECONSTRUCCIÓN DE LA IV INTERNACIONAL!!
diciembre 20, 2011

Carta de fin de año de los trabajadores a la patronal

De chicos nos enseñaron a respetar la mesa…

Por eso hoy no brindamos  en la tuya.

Era el momento más valioso e intimo del día. No cualquiera era invitado a sentarse a ella para compartir con la familia. Solo amigos, allegados, o algún hijo de vecino respetado, cuyos padres no llegaban a cubrir la olla de guiso para todos los hermanos.

Cuando alguien se metía con cosas valiosas de la familia, nunca más se lo invitaba. «No lo quiero ver en esta mesa!» Decían los viejos.

Sin embargo existen los cínicos que nos convocan a sentarnos a su mesa. Pero para atragantarnos con la comida que nada tiene que ver con las sobras que nos dan en el comedor de su empresa. A ahogarnos con las bebidas muy distintas a ese vaso de agua turbia que nos ofrecen en las jornadas de calor. Los empresarios que nos exprimieron cada segundo del año, hoy nos invitan a brindar juntos. A que vayamos a observar ansiosos que saquen nuestro nombre de una bolsa para llevarnos ese electrodoméstico que no pudiste comprar ni trabajando los domingos, porque las deudas previas ya te reventaron la tarjeta.

¿Levantaremos las copas al mismo tiempo con los que brindan por unas «felicidades» muy diferentes a las nuestras? Si para ellos «felicidades”  significa vernos con nuestros cuerpos arruinados de tanto producir.  Cuando ellos dicen «salud» piensan en lo poco que les importa la nuestra y la de los nuestros, cuando de ganancias se trata.

Luego de un año en el que nos echaron a la calle a viejos amigos, disfrutaron sus malos tratos, descuentos ilegales, sanciones injustificadas, indiferencia hasta de los reclamos más elementales de los trabajadores y tantas prepotencias más.

Solo nos dieron lo que pedíamos, cuando nos unimos, nos preparamos con nuestra organización y los golpeamos con todo nuestro odio.

Miles de escalones subidos al año en esa eterna escalera para alimentar las maquinas hasta sentir temblar nuestras rodillas. Mientras ellos suman números desde un cómodo sillón en la oficina con aire acondicionado. Todo el frío invierno y ya entrando el verano, estuvimos en un vestuario cuyas duchas sin luz, ni agua caliente y pasillos sin lugar ni para ponerte los zapatos, se parecen mas a una cámara de gas. Continúan descartando trimestralmente a los pibes de agencia luego de sacarles todo el jugo. Y sin embargo se ríen y disfrutan entre codeadas cómplices.  Así preparan otro circo como el del año pasado, luego del cual vinieron dos despidos. Como cuando nos invitaron a hinchar juntos por Argentina en el mundial 2006, y luego vinieron más de 30 despidos. Como el campeonato al fondo de la fábrica o los carteles para mejorar la comunicación que nunca oyeron.

Toda una inversión económica en eventos que tienen un solo fin: Seguir riéndose de nosotros!

Pasamos muchas cosas y  aprendimos. Los golpes nos hicieron más fuertes. Este año nos volvimos a unir y ganamos. Rompimos los miedos y salimos por lo nuestro. No pudieron confundirnos. Supimos en quien confiar y contar, y en quienes no. Con la síntesis de los más viejos, nuestra experiencia y las energías renovadas de los nuevos, pudimos sacarles lo que no querían.

Por eso terminamos el año con cosas para festejar, otras que mejorar y otras para recuperar.

Después de todo esto ¿Nos podrán mirar a los ojos cuando en su fiesta nos inviten a levantar las copas?”

Nosotros pensamos que no. Y no nos interesa ir a comprobarlo. En tu mesa no comemos ni aunque las tripas nos duelan del hambre y no brindamos con tu copa porque no es sincero tu «salud».

Seguimos respetando lo que nos enseñaron nuestros viejos en la mesa donde lo único que sobraba era la solidaridad. Preferimos ir a la mesa donde se sientan a cenar y brindar los trabajadores. Los que la sufren cada día. Allí donde hay lugar para los amigos, los viejos, los nuevos, los efectivos y contratados… Los despedidos.

Termina un año complicado y todo apunta a que el que viene lo sea aun más. Hoy festejemos y brindemos con nuestras copas para que el próximo, sea un año de los trabajadores y nuestro pueblo. Acá en nuestro trabajo, en el país y en todo el mundo. Un año donde rompamos sus cadenas y enterremos sus humillaciones.

Por eso no vamos a tu fiesta. Porque solo celebramos junto a los nuestros.

Por eso al patrón le decimos: En nuestra mesa no!

Salud y felicidades compañero!

Comisión Gremial Interna de Jabón Federal (ex-The Value Brand Company)

diciembre 19, 2011

Ocupar lo real. Y revolucionarlo

Como todo buen representante del posmodernismo que flota en su pretendida (e inevitablemente, metafísica) levedad del ser, Zizek tensiona todo su esfuerzo post-estructuralista en endulzar la forma de la existencia humana tal como se presenta hoy y habla de lo que se esconde detrás de «las demandas concretas» (o sea, las demandas democráticas) que levantaban en su momento los fenómenos No Global y Seattle, y ahora los Indignados y los Occupy. Zizek dice que el problema con estos fenómenos es que no fueron, que no van, más allá de esas «demandas concretas» porque no «cuestionan el Estado de derecho de la democracia burguesa». Y que entonces lo que hay que hacer es «darles tinta roja» para que dejen de pavear con tanto pedido de no ejecución de hipotecas, con tanto reclamo por los recortes presupuestarios, por tanto berrinche por la salud, la educación y los alimentos, y se pongan a discutir lo verdaderamente importante que, como todos los marxistas sabemos, es el orden burgués que subyace y es la causa de todas estas nimiedades. Pero, qué extraño… no dice cómo se hace eso. En el medio, nos habla de la censura cultural en China. Ajá.

Qué extraño, Zizek, que habiendo leído tanto a Marx, se te haya pasado ese pasaje en el que el viejo Carl explica que lo que el ser humano es está determinado por la manera como se asegura sus medios de vida, es decir, por la forma como trabaja. O sea que si el ser humano sigue trabajando asalariadamente, dificilmente pueda «ver» lo que una vida privilegiada de estudio y comprensión de lo real, sin necesidad de salir a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir como lo tiene que hacer la mayoría de la humanidad, le permitió a este hombre tan bien formado.

Qué extraño que no veas que lo que le preocupa en primer lugar al gobierno Chino no es tanto la película pirulo sino más bien que los trabajadores no vuelvan a la ola de huelgas que azotaron la industria automotriz en junio de 2010 y que los trabajadores de la industria de la electricidad dejen de enfrentarse abiertamente con la burocracia sindical como lo hicieron ese mismo año.

Pero Zizek no habla de las huelgas en China, ni de los 200 nuevos sindicatos en Egipto ni de la huelga general del sector público del Reino Unido, Grecia, Italia, y los paros en Francia y en EEUU.

Y no lo hace porque hete aquí que este hombre tan bien formado se viene perdiendo de algo, no tanto porque no lo vea sino porque asumir que lo ve cuestionaría toda su estructura de razonamiento, cuestionaría el concepto que intentó durante 80 años liquidar la única concepción racional y científica de la sociedad humana, que es el marxismo, que habla de la clase obrera y no de multitudes. Porque si asumiera eso; esto es, que la clase obrera es el sujeto histórico de la Revolución, si asumiera que es posible la Revolución, y que de lo que se trata hoy es de prepararla, vería que lo que sí están haciendo estos nuevos fenómenos sociales que surgen en los epicentros de la crisis capitalista es confluir con la clase obrera, no sólo de sus propios países, sino también en otros, como lo hacen los Occupy Oakland, Wall Street, London, Atlanta, Birmingham, etc, con los trabajadorse portuarios de EEUU y los trabajadores del sector público del Reino unido, pero también con los trabajadores en huelga de China y los trabajadores de las textiles de Egipto.

La «multitud» de Zizek se encuentra con lo real y lo abraza, se funde con eso real que se llama clase obrera y hace acciones en común (las más importantes de todas, las más peligrosas para el «Estado de derecho», las más reprimidas, las más desalojadas, en la democracia burguesa). Lo hace esporádicamente y sin planificación ni programa, y ese (no el supuesto «no ver que los términos que usamos para designar los conflictos que nos rodean –“guerra contra el terrorismo”, “democracia y libertad”, “derechos humanos”– son falsos«) es el límite que tienen. Sus demandas son la expresión del problema y la solución la puede dar la clase obrera con un Estado de su clase que garantice la salud, la educación, los alimentos, y que prepare su propia destrucción. Pero a Zizek lo real, convertido en lenguaje que dice clase obrera y Revolución, le hace cosquillas en las orejas mientras él grita bien fuerte, empeñadísimo (aunque en Egipto eso real supere a las palabras y se materialice en olas huelguísticas con 750.000 trabajadores sólo en septiembre, con Comités de Coordinación de Huelga funcionando desde enero, con enfrentamientos zarpadísimos en plazas de gases tóxicos nuevos y de balas de muerte) en repetir su frasecita eterna: «multitudes, multitudes».

Ahí se queda Zizek, pensando en sus multitudes, albergándolas en el único lugar en donde pueden cobrar algún tipo de existencia (aunque sea metafísica): en sus columnas editoriales, en sus artículos ocasionales, donde su «tinta roja», violentada por la temperatura de esto real que se reorganiza embrionariamente en todo el mundo y protagoniza procesos revolucionarios en Medio Oriente, se evapora del papel tan abruptamente como llegó hace 80 años. Y una vez enterradas las explicaciones irracionales sobre lo real, el lenguaje podrá «articular nuestra falta de libertad» cuando aniquilemos al Estado burgués, construyamos un Estado obrero que extinga las clases sociales. Y entonces, la sangre de los revolucionarios caídos en las guerras civiles que se darán en todo el mundo, será la base para prepararnos nuestra tinta roja, la que produciremos de a miles , con la que escribiremos la Historia del nuevo mundo y de la Libertad.

diciembre 19, 2011

Treinta y Seis

Yo, como toda persona nacida en este orden social irracional y decadente, tengo mis problemitas. Parte de ellos se expresan en una tendencia insoportable a catalogar todo lo que existe a mi alrededor, definirlo, nombrarlo, encuadrarlo, ubicarlo. Eso, ojo, puede ser un rasgo saludable en su justa medida. Hasta «científico». No es el caso. Mi bandeja de correo tiene 35 categorías para archivar mensajes, creadas todas por mí, claro, sospecho, para mantener un cierto «orden» dentro del desorden reinante, y, muy importante, para no olvidar de qué se trataba cada mail recibido/enviado que me pareció importante, considerando la fragilidad de mi memoria para cumplir su trabajo. Sistemáticamente, cuando termino de leer un mail, busco en «Mover a» y elijo una de mis 35 categorías que se condicen más cercanamente con el contenido de lo que acabo de leer. Así, puede ser que se trate de un mail sobre Ecología, la Ciencia y la Política, sobre Exactas, las cuestiones Académicas de Exactas, las cuestiones Políticas de Exactas, los Cursos, el Arte, los Conflictos Estudiantiles, las cuestiones Sindicales, el Desarrollo de las Fuerzas Productivas, distintos tipos de Discusiones, (Teóricas, Políticas, Filosóficas), sobre problemas de Género, etc. Desde el 2008 a hoy tuve que agregar a mis 32 categorías ya existentes hasta ese año, 3 más: Crisis Capitalista, Levantamientos y Fenómenos de Masas. Me venía manejando al pelo con este orden: todo encajaba a la perfección en cada una de mis cajitas inventadas. Hasta ayer. Ayer, el pueblo pobre y obrero egipcio volvió a enfrentarse abiertamente con los milicos que dirigen el CSFA. Las batallas en Tahrir las pude ver por canales alternativos de tv de gente independiente porque la cobertura en vivo fue algo absurdo para la prensa burguesa (o más bien, algo que mejor no mostrarle al mundo). 10 muertos, 500 heridos y 200 detenidos es el saldo hasta ahora de estos nuevos levantamientos contra el CSFA. Y una clase obrera que aumentó su nivel de combatividad y de protagonismo político desde el 2006 al 2008 y del 2008 al 25 de enero del 2011, de enero a agosto y finalmente de agosto a septiembre, cuando el número de trabajadores egipcios que participaron de huelgas y protestas subió aceleradísimamente de 400.000 a 750.000 en sólo 1 mes.

Ayer, entonces, mientras escuchaba los cantos (no entiendo árabe, no sé qué decían en esa plaza de humo de muerte y desesperación, pero sé que eran cantos de aliento para sostener la valentía heroica del pueblo pobre y obrero egipcio frente a la brutal, desenfrenada, innombrablemente brutal represión del Ejército sobre él)  en los canales estos independientes, recibí un par de mails y envié otros sobre estos nuevos sucesos y cuando a las 2 am quise acomodarlos en las cajitas que tenía creadas… me dí cuenta que no podía hacerlo. Crisis capitalista? sí, sí, la caída del Lehman, las negociaciones en la zona Euro, las declaraciones de Cameron-Merkel-Sarkozy encajan bien ahí. Pero no, no me cerraba para esto. Fenómenos de Masas? Sí, sí, el movimiento Occupy, el fenómeno Indignados, pueden caber tranquilamente, con algunas aclaraciones y algunos resaltamientos, pero sí, les queda bien. Pero a esto no. Levantamientos? podía ser al lado de lo de Libia, incluso en enero casi que hasta lo hubiera justificado (en ese momento lo puse ahí de hecho, aunque confieso que me tentó una cierta inclinación economicista a ubicarlo en Crisis Capitalista). Pero no, después de enterarme de la creación de más de 200 nuevos sindicatos desde el 2008 a hoy, del surgimiento de Comités de Coordinación de las Huelgas, después de enterarme la cantidad de huelgas obreras y protestas y su ritmo de crecimiento y profundización de sus demandas económicas, ya no pude decirle «Levantamiento». En realidad me venía dando cuenta desde antes, ojo, pero claro, hasta que se materializa en lo real, el «darse cuenta» no sirve mucho.

Hoy mi cuenta de correo tiene una categoría más. Es la número 36 y se llama «Procesos Revolucionarios». No existen palabras para la alegría, inconmensurable, casi como cuando los ojos betún de Panchita me llegan con mirada de perrita bebé desde su almohadón amarillo patito, que me dio leer esa categoría nueva. Yo sabía que el de Egipto era un proceso revolucionario, desde hace tiempo. Lo vengo escribiendo en este blog y en otros lugares, pero nunca hasta ayer, había tomado consciencia completa, real, profunda, de lo que eso significa. Algo nuevo se mueve, definitivamente, en lo real, en esto real tan caótico y desordenado, turbulento. Se mueve aceleradamente. Ojalá no pase tanto, ojalá mi existencia biológica resista lo necesario para ver una nueva categoría, no importa si en mi bandeja de correo o en cualquier otra, pero en alguna parte del mundo, una categoría crezca y se despliegue con toda su fuerza, sepa acaudillar a todas las categorías, las reúna, las unifique, las centralice, las desarrolle, y le dé bases materiales a su nombre bellísimamente incomparable de REVOLUCIÓN.

diciembre 11, 2011

La crisis del trabajo asalariado en EEUU (y en los demás países centrales)

«La industria metalúrgica necesitaba antes 1000 trabajadores, ahora hace el mismo trabajo con 100, entonces los despidos se vuelven permanentes, no sólo una parte temporaria del ciclo de negocios… Hoy, incluso los empleos que requieren habilidades especializadas como los contadores y los administradores pueden ser conseguidos en países como China o India. Para empezar, necesitamos concentrarnos en los estímulos de corto plazo -yo lo llamo inversión- que al tiempo que agrega demanda, expande el mercado del trabajo futuro. Los días en que General Electric o Ford podían llegar a tu pueblo con una fábrica de 25000 personas, se han ido. La fábrica de hoy, dice Katz, es de 500 trabajadores manejando máquinas y robots. Las manufacturas ya no pueden sostener a la clase media americana. Necesitamos pensar en el futuro de la clase media siendo generada no por fábricas sino por centros de organización, que son redes de áreas urbanas como Austin, Silicon Valley y Raleigh-Durham, donde la gente aprende, imagina y crea valor rápidamente combinando universidades, manufacturas de alta tecnología, software o proveedores de servicios y una alta creación de empresas que colaboran y compiten con las cosas inventadas que hacen la vida de la gente más entretenida, productiva, saludable, educativa y confortable. Los trabajadores con conocimiento en estos centros de organización serán los generadores de ganancias. Sus ganancias pueden y mantendrán cientos de empleos para las clases medias, pero estas clases medias necesitarán también, más habilidades. Requerirán trabajadores con algo extra, algo creativo -como los viejos artesanos- para cualquier trabajo que hagan, dice Katz, y se les pagará más. Es como el carpintero que aprende nuevas técnicas, como el cuidador de ancianos que les puede poner a los viejos una sonrisa en la cara, como el mecánico de autos que aprende a tener un trato personalizado. La salud de nuestro país, dice Katz, será conducida por los bienes y servicios que estos centros de organización venderán en el mercado mundial.»

Al artículo «The End of the Future» que explicaba el problema de la falta de innovación tecnológica que arrastras desde hace 50 años EEUU, le siguen en el NYT columnas domingueras como esta, en donde los economistas de la burguesía explican el problema real que subyace a las crisis capitalistas (la reducción de la obtención de plusvalor relativo a medida que la tecnología se expande por igual a todas las ramas de la industria y a medida que ya no se puede conseguir plusvalor absoluto porque el trabajo humano fue reemplazado por máquinas. Claro, el tipo este no dice eso, dice que el problema es que como no hay empleo, no hay consumo. Pero la base estructural por la cual el capitalista se funde es que no puede obtener ganancias si no explota trabajo asalariado) e insiste con la fórmula que aplicó el RU hace 30 años (y que hoy genera las tasas de desempleo más altas en 17 años): desmantelar la industria impulsando una «Economía del Conocimiento». La intelectualidad burguesa es muy brillante: detecta el problema superficialmente, lo explica superficialmente, y propone una solución, también superficial. Por qué no explica el problema profundamente, por qué no propone una solución -la única- profunda? porque la defensa constante de los intereses de su clase le impide hacer una evaluación completa y científica del problema; la intelectualidad burguesa no puede decir que si no hay trabajo humano, no hay ganancia para el Capital porque sin fuerza de trabajo humana no hay tiempo de trabajo susceptible de ser robado, porque para decir eso tiene que romper primero con su clase. Entonces, para no romper, se meten en estos embrollos teóricos y políticos. Mientras, la crisis capitalista exige respuestas de sus gobiernos y la salida que queda es la crisis o la búsqueda de fuerza de trabajo en otros lugares. Pero para apropiarse de fuerza de trabajo en otros lugares, tiene que haber hegemonía imperialista que pueda dictar planes económicos en esos otros lugares, y, como lo demuestran los levantamientos en las barriadas pobres y obreras de Londres este año, también tiene que haber represión hacia dentro de sus propios países (en donde las tasas de desempleo van creando una clase obrera desocupada que no tiene nada por perder, que, encima, se junta con las clases medias que también ven que la «sociedad del conocimiento» es cada vez para menos personas y entonces se encuentran en las esquinas de los centros financieros y en las plazas y las Ocupan). Y, en algún momento, invasión militar, como la que organizaron Cameron y sus amigos de la OTAN sobre el pueblo libio hace 11 meses. Sino, se puede ser un poco más pillo y precarizar aún más a la clase obrera, como hace Merkel con los minijobs. Pero eso también trae problemas en algún momento. Volviendo a la nota, lo que es seguro es que la intelectualidad yanqui comete el mismo error que la clase dirigente inglesa: suponer que bajo el orden del Capital puede primar el trabajo intelectual, el trabajo científico, el trabajo tecnológico. Olvidan que lo que sostiene a su clase social (la apropiación de tiempo de trabajo ajeno) es lo que impide que surja una forma de trabajo, una forma de producción, desalienada, basada en el conocimiento, que pueda crear más conocimiento, que sea libre. Así y todo, una forma de producción como la que propone esta intelectualidad bizarra, con Austins y Silicon Valleys de investigación científica e innovación tecnológica por todos lados, en todo el mundo, sí es posible. Pero primero tiene que ser derribado el Estado burgués, tiene que ser construído el Estado obrero, para que la producción se rija de acuerdo a las necesidades de la humanidad y no por la competencia impuesta por una clase social que necesita para mantenerse como tal, robarle su tiempo de trabajo y los productos de su trabajo a la otra clase. Pero claro, una definición así habría hecho colapsar la página del NYT, la red de internet, los cientos de diarios que en todo el mundo citarán esta nota absurda, incoherente, hoy.

diciembre 1, 2011

Gigantes

Ya no tenemos muro ni pacto con el Capital para sostener el «socialismo en un sólo país». No tenemos tan cerca la derrota de la URSS. El aniquilamiento del marxismo.

La semana pasada, y antes, en enero, Egipto. Un mes antes, Libia. Ayer nomás, el Reino Unido. Hoy, otra vez, Grecia.

Qué imperdonable no haber preparado la huelga, no haber organizado la defensa armada de Tharir, no haber dirigido la fracción del Ejército egipcio que dijo «no voy a disparar contra mi pueblo», no haber demostrado que un Partido Obrero lucha por el poder del Estado, con las armas.

A dónde van los partidos que no saben responder?

El Partido Obrero Democrático en Egipto, resultado de una fusión entre el SR y el Hashdad, no llamó a la huelga general ni a tomar Tharir. Algunos de sus miembros, quizá incluso la mayor parte, combatieron en las plazas, en las calles. Pero no hablaron como Partido. No lo comunicaron, como Partido, al mundo. No le dijeron a los trabajadores, a los campesinos, a los jóvenes pobres egipcios que tomaron las armas para resistir la represión del CSFA: «Yo soy el Partido de tu clase, quiero abolir la sociedad de clases, quiero superar al Capital y por eso lucho por el poder del Estado, para derribarlo, para construir otro, nuestro».

Las elecciones del lunes y martes le dieron a la Hermandad Musulmana la victoria casi absoluta. Pero qué pasará cuando los salarios sigan sin aumentar, las pensiones sigan sin aumentar, los salarios de los gerentes sigan sin tener límite, los precios de los alimentos sigan subiendo? Qué va a hacer la HM? Lo que hace Cameron? puede la burguesía egipcia avanzar aún más sobre la clase obrera? puede despedir 710.000 trabajadores, como quiere hacer Cameron? puede recortar el 45% del presupuesto estatal como hacen Papademos y Monti?

Yo creo que no.

Creo que la clase obrera egipcia, con sus 200 sindicatos nuevos recién formados, con su central sindical nueva EFITU que nuclea a la mitad de esos nuevos sindicatos y que dirige todos los servicios, con sus nuevas camadas de jóvenes de 12, 15, 20 años que se armaron y se convirtieron en los «soldados de Tharir» enfrentando con una valentía increíble la represión del Ejército con nuevas armas químicas que los desmayaban y les causaban convulsiones, esa clase obrera, esos jóvenes, no van a quedarse en sus casas cuando la Hermandad Musulmana anuncie recortes y despidos y mayores penurias. (Ojo, que no lo va a hacer a tontas y locas. Va a intentar dividir a los trabajadores: a un sector les va a dar concesiones y a los demás les va a tirar con munición pesada). Porque la clase obrera aprendió algo esta semana de muerte que terminó hace 2 días: que el poder del Estado se disputa por la fuerza. No aprendió que el Partido puede organizar esa pelea, organizar la victoria. Eso es una debilidad innombrable para los futuros combates por venir, cuando la crisis se agudice, el euro (quizá, mucho muy quizá) finalmente se caiga y la burguesía de los países centrales descargue su cacería de tiempo de trabajo robado en todo el mundo, especialmente en los países atrasados, como Egipto. Y Libia. Pero con o sin Partido, la clase obrera va a salir. El proceso revolucionario abierto en Egipto marca sus primeros pasos. Y sus primeras caídas.

Vamos a tener que construir un Partido bien grandecito, tan grande que abarque a todos los países del mundo, para sostener y hacer avanzar a ese gigante que ya se ve levantándose, paralizando el Reino Unido, organizándose en las textiles de Mahalla. Esa construcción viene descordinada, a los tumbazos, y muy molecularmente, sostenida por ahora sólo por la Federación Trotksista.

Pero el gigante va a salir. Y sin Partido, va a ser aplastado, otra vez.

Estamos jugados.

noviembre 23, 2011

Fe de erratas

Cuando lo escribí sentí un pequeño escalofrío. Igual, fue 1 segundo y al instante siguiente (no se pretenda saber cuándo), ya lo había olvidado.

Montoneros, ERP. Qué problema. «no son de ellos, son nuestros» fue el grito sostenido que escuché hasta con ecos de distintas voces y letras, desde el finde a hoy.

Mi viejo está parado al lado de la radio de la cocina hace tiempo. La cabeza inclinada hace sombra sobre su blazer azul y le da un toque de parsimonia a su persistente dar vueltas a la perilla gigante del armatoste radiofónico. Primero hacia la izquierda, después hacia la derecha, ahí se queda unos segundos escuchando. «No» dice por lo bajo, sacude un poco el cuello, vuelve a girar la perilla y al final la sonrisa invade por fín su cara siempre seria y firme: Radio Havana suena en mi casa de sábado a la tarde y mi viejo se queda parado al lado, lejos de su tablero de dibujo, atento a las palabras, mientras pinta controles miniaturas y misiles exocet para llenar sus modelos de aviones franceses. Hacía de esos cuando yo tenía 9 años. Eran los 90. Una época terrible. Afuera el mundo se derrumbaba sin derrumbarse. El Capital crecía y crecía. Y el Trabajo también. Y los dos, le pertenecían a un puñado de tipos y tipas que reían, pero no como mi viejo, reían con risa de odio triunfante, de odio innombrable que nos robó 30.000 de los mejores. En los 90 la casa de mis viejos la copaba, entre otros, Serrat, que cantaba que «sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte» y mi viejo se llevaba esas palabras de aliento y las colgaba en su oficina en letras gigantes, para resistir. Resistir al afuera. Y al adentro. Porque en ese adentro la dictadura había dejado un hueco, un vacío de gravedad arremolinada y turbulenta, de gritos eternos y llantos incontenibles, constantes. Y el nombre de Oscar. Esas 5 letras terribles que desencadenaban furia y desesperación incontrolable en las discusiones de la mesa navideña de la casa gigante de Quilmes, donde mi abuelo siempre terminaba gritando algo en contra de «esos anarquistas sucios que arruinaron mi país» y mi abuela lloraba en la cocina cantando entre sombras «Polo río abaixo vai unha troita de pé, corre que te corre, quen a puidera coller, quen a puidera coller, quen a puidera pillar, polo río abaixo vai unha troita de pé», como en susurros, como queriendo guardarse algo de su España querida y de José, el padre anarquista de Francisco (su esposo, mi abuelo), que tanto había hecho para que se venga a Argentina con su hijo, en un último intento de que una parte de él siga luchando contra el Capital, en otro lugar.

Me fui. Claro, cómo no irse si en este universo nuestro vemos que todo es la misma cosa, desplegada, llegando a lugares insospechados.

«Montoneros traicionó, el ERP traicionó, eran todos una manga de irresponsables, traidores! traidores!traidores!» grita mi viejo. «Si hubieran tenido un plan, uno solo… un sólo plan… tenían que conseguir más armas! mirá cómo hizo Fidel! convenció a todos, a todos! y ganó! y Cuba es socialista! En medio de toda esta mierda, Cuba es socialista! a nosotros nos traicionaron! nos traicionaron!» El verde se hace fortísimo en sus ojos y le da peso de VERDAD a sus palabras desesperadas, a su juicio enceguecido, a su furia de saberse derrotado. Esa verdad se hace única en mi vida. Incuestionable.

El tiempo, pasa.

Montoneros, ERP.

La militancia de los setenta se lee, reivindicada, en el bondi, mediante la poesía de Juan Gelman que introduce un librito nuevo (uno de sus tantos libritos nuevos, esos que devora todo el tiempo con ansiedad y pasión inigualables):

cada compañero tenía un pedazo de sol/
en el alma/el corazón/ la memoria/
cada compañero tenía un pedazo de sol/
y de eso estoy hablando

no estoy hablando de los errores que
nos llevaron a la derrota/por ahora/no
estoy hablando de la soberbia/la ceguera/el delirio militarista de la conducción/
estoy diciendo que cada compañero tenía un pedazo de sol

que iluminaba la cara/
le daba calor en el pavor nocturno/
lo abellaba alegrándole los ojos/
lo hacía volar/volar/volar/
¿se apagaron esos pedazos de sol ahora?/ ahora que los compañeros murieron/¿se
apagaron sus pedazos de sol?/¿no siguen alumbrándoles
alma/memoria/corazón/calentándoles
el calcañar los huesos disparados de sombra?

solcito que se apagaba así/
todavía alumbrás esta noche/
en que estamos mirando la noche
hacia el lado por donde sale el sol

La poesía termina. Sigue él. «Pero… pensá bien… los K son la expresión más conservadora, de derecha, del peronismo, ellos no militaban en Montoneros ni en el ERP, no podés igualar todo, no es lo mismo todo». Su voz es clara. Lo que dice, también. Invita a pensar, a repensar.

Es cierto. No son de ellos. No son de los K.

Son nuestros.

Cuesta decirlo, porque entonces una sabe que el peligro está más cerca de lo que se cree. Si ellos son nuestros y perdieron, entonces nosotros, también podemos perder. Las chances al menos son más claras, más nítidas: podés tener una lectura correcta de cómo funciona el Capital, el orden social que él construye y hasta podés llegar a identificar cuál es el sujeto histórico de la revolución. Podés conseguir armas, dejar todo, ofrecer tu vida por el futuro socialista de la humanidad. Y sin embargo, tener una estrategia equivocada. Y perder.

Pucha, es dificil. Más, cuando hay tanto sentir que se confunde en las palabras.

Por eso la necesidad de esta Fe de erratas:

para aprender un poco de ella,

dejar claras las cosas,

sobreponerse a lo que se escuchó y se sintió desde siempre,

y de una vez por todas

prepararse para vencer.

noviembre 20, 2011

Nota al pie

Claramente, también hay un fenómeno de levantamiento de estudiantes. Surge en Chile, en Colombia, Brasil. Y también salen en Europa los estudiantes que en el 2007-2009 lucharon contra el Plan Bolonia. Estos jóvenes salen frente a Estados burgueses que ya no pueden sostener la educación universitaria ni la salud ni el empleo. Qué problema cuando la crisis capitalista va a acompañada de una crisis política en la estructura misma de su Estado.

noviembre 20, 2011

No son «los jóvenes». Es LA CLASE OBRERA

Perdón, pero no puedo dejar de pensar en esto.
La crisis estalla en octubre de 2008 con la caída del Lehman. Son Portugal, Italia, Grecia y España (todos los PIIGS menos Irlanda), los que registran las tasas de desempleo más altas de toda Europa desde el comienzo de la crisis. España, con el récord de desempleo de la zona euro, es la cuna del fenómeno Indignados. Grecia tiene su fenómeno «juvenil» en diciembre del 2008, por el asesinato del joven activista contra Bolonia, Alex Grigorópoulos, con los jóvenes de «la generación de los 700 euros» incendiando Atenas. Los «jóvenes de los 700 euros» son la clase obrera precarizada de Europa, que en Francia protagoniza los levantamientos de las banlieus, junto con la joven clase obrera desocupada de las barriadas obreras pobres de París. El principal problema es que la zona Euro era irreal. El Capital no colabora, o al menos, no puede sostener sus «colaboraciones» en el tiempo. La clave para entender esto es el proceso de desindustrialización del Reino Unido: qué hicieron los tipos? dijeron: no vamos a producir más manufacturas. Que las produzcan otros. Nosotros vamos a construir la «economía del conocimiento», desarrollando la industria tecnológica y de servicios. Cerraron la mayor parte de las plantas industriales. Se quedaron sin trabajadores de los cuales extraer plusvalor absoluto. «No importa», pensaron, «nos basta con el plusvalor relativo del que vamos a apropiarnos en base a nuestra superioridad en capital constante en relación con los PIIGS». Pero los PIIGS se hundieron, porque llega un momento en el proceso de reproducción del Capital en que, salvo que se aumente el nivel de explotación, la tasa de ganancia cae, y con ella, caen los capitalistas. Tienen que despedir trabajadores y aumentar la explotación sobre los que quedan. Por la falta de innovación tecnológica, no pueden generar nuevas mercancías, entonces superexplotan: pegan menos por igual trabajo. Eso fue la precarización laboral, los 90. Es en el Reino Unido donde surge en octubre de 2011 el primer clon de Occupy Wall Street, en Londres y hoy existe en 10 ciudades más.
EEUU también sufre el desempleo. Las tasas más altas desde el 2008. En 50 años no hubo adelantos tecnológicos de relevancia. Y encima, con la crisis  capitalista, el Estado empezó a despedir para usar sus fondos para rescatar a la banca. Surge el fenómeno «Occupy» y Wall Street, Oakland, Atlanta, se llenan de jóvenes sin empleo que no tienen nada más por perder.
Jóvenes sin empleo. Ese es el fenómeno «juvenil» de los países centrales: el fenómeno de la clase obrera desocupada, que sale a ocupar plazas porque no puede ocupar fábricas ni servicios ni campos de siembra. Se les unen sectores de las clases medias empobrecidas que ya no cuentan con sistemas de salud ni con educación accesible y que, incluso, tienen sus edades jubilatorias aumentadas.
En Medio Oriente en cambio, son jóvenes trabajadores ocupados los que en Libia toman Ras Lanuf y Brega junto a los sectores insurrectos del ejército y pasan a controlar la producción petrolera y ponen a producir los pozos bajo su mando, durante 1 mes, aún con las bandas paramilitares de la OTAN descargando sus fusiles sobre sus familias, sus ciudades. Los jóvenes trabajadores libios pierden, Khadaffi ataca por un lado, la OTAN por el otro, y las clases medias se alían con la OTAN y negocian el precio del barril: 150.000 jóvenes trabajadores, muertos. Se pierde esa batalla. Son jóvenes trabajadores ocupados los que en Egipto toman las fábricas de Mahalla, Suez y Dahallia. Ellos son los que, sin la tradición de los sindicatos de Nasser sobre sus espaldas, quieren otra organización de su clase, y hacen sindicatos paralelos, declarados ilegales por Mubarak. Lo hacen desde el 2006. Y en el 2008 paralizan Egipto. Y en el 2011 vuelven a parar todas las textiles y a bloquear todos los puertos y Mubarak cae.
Por eso, no estamos viviendo un «fenómeno juvenil». Estamos viviendo el fenómeno del levantamiento de la clase obrera que, donde está ocupada, para la producción, toma plazas, ocupa pozos petroleros, consigue fracturar al ejército, lucha heroicamente contra el imperialismo, da su vida por defender sus medios de producción, esos que le pertenecen históricamente porque son fruto del trabajo de su clase. Donde está desocupada, genera fenómenos de resistencia pasiva. Ocupa plazas, calles de bancos y bancos vacíos. Cuando la burguesía lo decide, saca a esa clase obrera desocupada y joven, de las plazas. La desaloja en Wall Street, en Puerta del Sol, en Oakland.
Es la clase obrera, joven, la que se está levantando en todo el mundo. No tiene partido. Eso es un problema. Por ahora viene ganando la burguesía, que sí tiene partidos y de sobra y de todas las variantes que pueda imaginarse: populistas, de centro derecha, de centro izquierda, frentes populares, bonapartismos, nacionalismos, etc.
Nunca se hizo tan evidente para el trotskismo lo urgente  de su tarea histórica: la construcción de un partido único de la clase obrera, con libertad de tendencias. Nunca fue tan evidente la necesidad de la reconstrucción de la IV Internacional.